Primero que todo… PEDAZO DE PELÍCULA
Me acuerdo de haberla visto una vez en una de esas charlas motivacionales en la parroquia. Obviamente no terminamos de verla y nunca más la pesqué (y muchos me hicieron bullying por eso). Pero de verdad me arrepiento de no haberla visto antes, porque es preciosa y universal. Se preguntarán el por qué de este último calificativo: ¡Tiene Doko y es para toda la familia!
Partimos con Chihiro; típica niña only child, miedosita y algo densa. Triste porque se cambiará de casa a un lugar donde no conoce a nadie y nada la motiva. Junto con sus padres se pierden camino a la casa nueva y llegan a un lugar todo cuático donde no pueden entrar los autos (la mejor decisión), y se enfrascan en la magia de un campo verde donde, más allá, hay un pueblo que parece abandonado. Pero los adultos solemos no pensar las cosas y nos dejamos llevar por los instintos cavernicolísticos (xD); es decir, cuando tenemos hambre casi nunca nos detenemos a pensar lo que comemos y cuánto comemos hasta que terminamos pochitos, botados en el piso, abriendo los botones de los pantalones y sintiéndonos unos cerdos. Y bueh! Eso les pasó a los padres de Chihiro, quien se ve en la forzosa necesidad de ayudarlos.
En eso aparece un niño extraño (de esos animados que las niñas creemos que será un cheque a fecha) que quiere ayudar a Chihiro y ni él sabe por qué. La lleva a un hotel donde hay puros viejos – animales – gordos zumo que en las noches van a darse aguas de baño y asquito. El problema es que nadie es humano ahí, de hecho los odian, y ella tiene que ocultarse firmando un contrato con una vieja feísima e histérica. Antes conoce a un personaje que, a mi juicio, tiene todo el Doko del film: el hombre araña con un bigote como el de Iván Arenas. Es entero pesado al principio, pero después se pasa de buena onda y le da consejos a Chihiro (que está muy triste porque tiene que trabajar o sino la pillan y se comen la carne de chancho de sus viejos).
Para no hacerla tan larga, Chihiro trabaja en la Casa de Baño y es la mina con todo el Doko; todos la quieren porque tiene suerte con los espíritus que van allá y todo. Lo cuático que la Jefa Pasa – Yubaba - (se transforma en un pájaro maligno - miedo) le roba su nombre para que no se vaya y siga siendo la trabajadora del mes con Doko (foreva’h alive).
Le pasan varias cosas igual a la pobre; entre ellas deja entrar a un tipo re cuático que no habla pero deja la embarrada, tiene que ayudar a su amigo Haku porque se roba un sello mágico de la hermana gemela de la Jefa Pasa y casi muere. Y ahí está el Doko amigos: el vínculo entre Chihiro y Haku. Ellos se necesitan y ayudan mutuamente y descubren que el amor rompe hechizos, las barreras y te hace madurar.
Sin contarles tanto, los sucesos son bien interesantes, y las conexiones entre los distintos conflictos resultan seguras y entretenidas; en el sentido de que todo cabo queda desatado y de manera mística, espiritual y entendible a la vez. Así que se merece toda la alabanza por eso.
Igual, sin ofender a los japoneses, los Occidentales tenemos un sentido de “maravilla” súper predecible. La mayoría de la gente se emociona con las mismas temáticas y dramas; puede ser una razón del por qué ciertas películas son colectivamente más populares que otras, ya que nos meten el dedo en la llaga de tal forma que todos sentimos emoción a distintos niveles.
La magia de esta película radica en que nos provoca emociones tan dispersas con cosas tan bizarras, que quizá para la cultura de ellos son bastante normales y comunes. Un ejemplo de eso es la guagua gigante de Yubaba… Piensen en la analogía de que sea tan grande y mañosa y la metamorfosis que sufre gracias a Chihiro. Te hace pensar…
Así como también que la dicotomía entre el bien y el mal es bastante ambigua, pero eso la hace más real. Lo que impera son los intereses y las metas, y el camino que recorres para lograr tus aspiraciones. Esto se refleja en todos los personajes de la película, hasta aquellos que tienen un papel segundario, terciario y suma y sigue.
Yo siempre digo que cuando en una película se usa la fantasía sólo para contextualizar una realidad o filosofía, resulta ser lo mejor. En Chihiro el tema de los espíritus tiene una trascendencia super fuerte, sobre todo si uno analiza el tema de por qué les tienen tanta aversión a los humanos, por qué les resulta tan fácil atraerlos (más a los adultos) para utilizarlos para un fin que no necesariamente tiene que ser macabro… un crítica social con Doko, sin duda alguna.
La música me fascinó. Simple, fluida y destaca por sobre todo. Voy a bajar más temas de Joe Hisaishi, la lleva. Me encanta cuando hay temas principales con puro piano. Es bien difícil hacer un tema con un instrumento y que llene las necesidades de la escena, sobre todo cuando éstas tienen una carga fuerte de nostalgia o dramatismos.
En síntesis, la recomiendo un 100%. Quién no la ha visto no espere más y véala ya. Si ya la vio véala de nuevo y con una perspectiva diferente a la que la vio la vez anterior. Siempre trolleará tus sentimientos, siempre un Doko distinto.
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